Día a día
2025-05-27
No sé muy bien qué título ponerle a esto. Supongo que es otra energumenada más, como muchas otras cosas que me digo últimamente para que suenen menos serias de lo que son.
Estas semanas han sido raras. Me he mudado otra vez, esta vez con mi compañera/novia/loquesea (esa figura híbrida con la que follamos, nos reímos, sacamos a los perros y compartimos gastos, que igual debería tener una palabra propia en el diccionario). También se vino mi ex compañero de piso, así que somos un pequeño ecosistema intentando cuadrar cuentas en un lugar más luminoso y, por suerte, más barato. La idea es quedarnos aquí solo unos tres o cuatro meses. Lo justo para engordar la cuenta, comprar el baúl para el coche, cargar los perros y salir cagando hostias.

Por partes: ha sido liberador, casi terapéutico, deshacerme de mis cosas. La lista de pertenencias ahora fluctúa, pero al menos ya no crece. Que todo lo que tengo quepa en un baúl de mimbre y un par de maletas me parece un milagro logístico y espiritual. Después de años de acumular cosas y mudarme sin parar, sentirme ligero no es una metáfora: es algo que pasa en el cuerpo, también.
Estoy en mis treinta y pocos, y por primera vez en la vida estoy cobrando el paro. Es raro, como estar de vacaciones indefinidas financiadas por un goteo lento de impuestos ajenos, después de haber sido yo el sablado durante más de diez años. No puedo decir que me lo tome mal. No da para lujos, pero echo algunas horas en el bar que mencioné en alguna entrada anterior. tl;dr, solo contexto.
El proyecto con el que se supone que debo ganarme la vida está en pausa desde hace semanas. Pero últimamente siento que ya puedo volver a él. Volver a escribir, a ordenar ideas, a levantar algo propio. Supongo que necesitaba parar. Hacer lo básico: sacar a los perros, limpiar, ir al súper, volver a patinar. Cosas pequeñas que te devuelven a ti mismo cuando todo lo demás está en pausa.
Ahora son las doce largas de un martes absurdamente normal de finales de mayo. No pasa nada, pero me siento asquerosamente lúcido. Como si todo estuviera en su sitio aunque aún no haya pasado nada.
Dejo alguna foto de mi galería escogida a posteriori de escribir estas divagaciones sin mucho ímpetu para dar dramatismo: